El tiempo pasa y las noticias nos abruman, pero no podemos dejar que un asesinato ignorante e innecesario sea olvidado. Más información en la nota

Teresa Romero, la primer persona infectada con el virus del Ébola fuera de África y una de las pocas que lo ha sobrevivido, apareció en la tarde del día 8 de Octubre pasado, luego de su largo retiro mediático luego que abandonara el Hospital Carlos III de Madrid hace once meses.

La auxiliar de enfermería que atrajo la atención mundial, fue a la concentración que el partido animalista PACMA convocó en Madrid por la memoria de Excalibur, el perro que Teresa y su esposo Javier tenían cuando ella enfermó.

El día 8 de Octubre se cumplió un año en que Excalibur fue asesinado por orden del Ministerio de Salud de España, delante de la ignorante teoría de que él pudiera estar infectado, sin siquiera haber pruebas de contagio del Ébola en animales. Se dice ASESINATO porque así se define toda muerte injustificada e innecesaria.

No solo en Madrid PACMA se manifestó en recuerdo de Excalibur y en rechazo de este tipo de medidas IGNORANTES, sino que convocó concentraciones en muchas ciudades españolas, incluyendo Barcelona. El objetivo principal de éstas movilizaciones, es además de mantener la imagen de Excalibur presente, dejar en evidencia la falta de respeto que hay desde las autoridades por la vida animal.

Por suerte y gracias al enorme esfuerzo de concientización que tanto PACMA como otras organizaciones y hasta la sociedad civil realizan día a día con las personas que aún consideran a los animales cosas sin derechos, éste pensamiento poco a poco se va revirtiendo, logrando hasta prohibiciones en ciertas localidades de lo que hace famosa tristemente a España por el mundo, que son las abominables corridas de toros.

PACMA aprovecha éste tipo de concentraciones para exigir un protocolo alternativo al actual plan de contingencia delante de la sospecha de infección de virus Ebola en perros, elaborado por el Ministerio de Agricultura y condena la eutanasia de animales con sospecha de contacto con el virus.

Llama la atención el paso dado por Teresa de salir de su refugio doméstico en Alcorcón, sobre todo porque evita de forma activa y pasiva revivir aquellos días en el hospital en los cuales se debatía entre la vida y la muerte y sobre todo el duro momento de enterarse de la muerte de su amado Excálibur.

Teresa cree que la opinión pública que tanto la apoyó al comienzo, la criticó sin justificación alguna luego de su salida cuando se comprobó que ella no había informado a la doctora que la atendió la primera vez en un centro de salud, que había atendido a dos pacientes infectados con Ébola.

Ésto hizo que los medios la convirtieran de heroína a villana en un abrir y cerrar de ojos y desde entonces no abre su puerta a ningún medio de comunicación.

Pero para Teresa, una Gallega fuerte como pocas mujeres, que aún se encuentra de licencia médica debido a las secuelas que el virus dejó en sus pulmones, Excálibur era el hijo que un Ministerio ignorantemente le arrebató. Su esposo dejó bien claro que cuando ella estaba en el hospital, el emitió un comunicado pidiendo ayuda para su perro, cuando las autoridades de salud amenazaban con matarlo, como al final lo hicieron.

El mensaje de Javier (marido de Teresa) fue acogido con cierta incredulidad por una parte de la sociedad que no entendía la preocupación de la pareja por "solo un perro", mientras ella se debatía entre la vida y la muerte, quizás esa misma sociedad que entiende los animales como cosas y no seres.

Pruebas de afecto que se repitieron en otras ocasiones y que hablaban de dolor y desolación. Teresa Romero tenía palabras de afecto, inclusive el día que salió del hospital rodeada de todo el equipo médico y frente a centenas de periodistas. Tristeza por la pérdida de su amado Excálibur y también dolor por una decisión que siempre consideró injusta.

Aquí el registro en vídeo de la manifestación del pasado 8 de Octubre

La pareja sigue sufriendo por Excálibur, que fue dado a ellos por el hermanos de Teresa. El Municipio de Alcorcón le entregó en adopción a la pareja un nuevo animal, una perra que ellos bautizaron Alma, pero para aquellos que amamos los animales, no se trata de reponer el que ya no está con uno nuevo... esto no funciona así... ¿acaso alguien substituye un hijo fallecido con otro y el dolor se va?

Y en cuanto a las críticas recibidas desde la prensa a Teresa por no haber informado sobre que había atendido a pacientes con Ébola, quizás sería bueno hacer un ejercicio de ponerse en los zapatos ajenos y sentir lo que podría pasar por la mente de una persona en la misma condición sintiendo miedo; primero de una enfermedad catalogada como mortal en un altísimo porcentaje y luego, de ser segregada y aislada para ser observada y sometida al escarnio público por ello. No debió haber sido fácil y juzgar, nunca es el mejor camino.

A veces sería bueno antes de juzgar a los demás, considerar un momento las situaciones y entender que así como nosotros no somos perfectos, nadie lo es y Teresa y Javier amaban a Excálibur y se lo arrebataron de una forma ignorante y cruel y solo eso nos basta para tener solidaridad con ella y un recuerdo siempre presente del pequeño que sin duda los estará acompañando, desde el puente del arco iris.

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