La isla está "tomada" por más de 120 gatos que fueron traídos originalmente para hacer frente a los ratones pero ahora superan en número a las personas de seis a uno.

Se podría decir que los 120 gatos gobiernan está isla remota en el sur de Japón superando en número a los humanos en su mayoría jubilados que no se unieron a las oleadas de inmigrantes en busca de trabajo en las grandes ciudades después de la Segunda Guerra Mundial.

Fueron unos cuantos gatos solamente que se introdujeron inicialmente a la isla de kilómetro y medio de Aoshima para hacer frente a los ratones que plagaron los barcos de los pescadores, pero con los años se han apoderado de la zona desde que se han reproducido en los últimos cincuenta años.

Para llegar a Aoshima, en un viaje en ferry de 30 minutos de la costa de la prefectura de Ehime, había sido el hogar de 900 personas en 1945.

La única señal de actividad humana ahora es el bote lleno de excursionistas de un día que llegan con las ganas de visitar lo que ahora se conoce como Cat Island.

Sin restaurantes, autos, tiendas o quioscos de venta de bocadillos, Aoshima no es un paraíso turístico. Pero los amantes de los gatos no se quejan.

El encanto de los gatos no es de extrañar en un país que dio al mundo a Hello Kitty, un personaje de dibujos animados considerado el epítome del cuteness. Lamentablemente este "amor" por los felinos no se extiende a otros animales como los delfines y ballenas que padecen cada año por culpa del gobierno y la pesca japonesa.

Los "Cafés con Gatos" han sido durante mucho tiempo populares en Tokio, por atender a los amantes de los felinos que no pueden mantener a los animales en su casa debido a las estrictas regulaciones de vivienda que a menudo prohíben mascotas.

Los gatos de Aoshima no son demasiado exigentes, sobreviviendo con las bolas de arroz, barritas energéticas o patatas que les brindan los turistas. En la ausencia de depredadores naturales, ellos vagan por la isla sin miedo.

Los residentes locales están tratando de mantener la población felina controlada, para ello al menos 10 gatos han sido esterilizados. Los residentes no les gusta mucho los turista sin embargo los aceptan siempre que los dejen en paz y no se convierta en una carga para ellos y su forma de vida.

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