¿Sabías que la vida moderna del hombre está matando a nuestras aves?


El ruido constante de tráfico no solo puede afectar sus oídos, también  está amenazando la supervivencia de las aves bebés y pone las poblaciones en riesgo de colapso, han advertido los científicos.

La investigación ha demostrado el alto volumen de daño de la vida moderna de la ciudad que hace que sea más difícil para los pichones poder escuchar a sus padres. Esto los pone en riesgo de pasar hambre. Y los hace sordos poniendo en peligro de los depredadores.


El equipo de la Universidad de Dalhousie, en Nueva Escocia, estudió a los pichones en sus nidos de los árboles que aún eran demasiado jóvenes para volar y totalmente dependiente de sus padres para la alimentación y protección.

Se grabaron las llamadas a los pichones realizadas a sus padres que regresan con los alimentos y también al advertir cuando un depredador se acerca.

Algunas de las grabaciones tenían un fondo tranquilo, otras eran ruidosas.

Ante el ruido de fondo, los polluelos fracasaron con frecuencia a la hora de pedir comida cuando deberían.

Ellos también confundieron las llamadas advirtiéndoles del peligro de las que dicen que la comida estaba en el camino. Esto les impidió ponerse a resguardo de los depredadores potenciales.

Sin embargo, las aves padres parecían estar ajenos al problema. El estudio mostró que no cambiaron sus llamadas para compensar el aumento de ruido de fondo.

El investigador Andy Horn, dijo que el ruido omnipresente de tráfico, las obras de construcción y otras actividades humanas podría romper la línea vital de comunicación entre los padres y pichones.

Él dijo: "La probabilidad de que las aves canoras que anidan hasta dejar el nido depende en gran medida de lo bien que estén alimentados por los padres y lo bien que se escapan de la detección de los depredadores."



Añadió que, si bien todo el ruido de fondo no es el hombre, el ruido del tráfico o de obras de construcción tienden a durar más tiempo que los sonidos naturales como el viento o la lluvia.


El estudio está lejos de ser el primero en examinar el impacto del ruido en la vida de las aves.



Estudios previos han encontrado que las aves en las partes más ruidosas de los Países Bajos tienen melodías de tonos más altos que los de las partes menos ruidosas.

En Sheffield, algunos petirrojos han abandonado su tradicional coro del amanecer y cantan en la noche en su lugar.

Y en San Francisco, el canto de los gorriones se han vuelto más agudo, probablemente para que puedan ser escuchados por encima del creciente ruido de tráfico informó el Daily Mail.

Queda claro que con o sin intención es el hombre el que cada día más, esta amenazando la vida de muchos animales y como en este caso, muchos de los cuales no nos dimos cuenta.
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