Restaurante de comida rápida utilizaba carne de perros sin hogar y esclavizaban personas en Río de Janeiro, Brasil


Los clientes de un restaurante en Río de Janeiro en Brasil, sin saberlo, estaban comiendo pasteles salados hechos de la carne de perros sin hogar elaborados por esclavos que vivían en una jaula.

Los oficiales que investigaban al conocido restaurante de comida rápida, informaron que encontraron cajas que contenían los cadáveres congelados de docenas de perros sin hogar.

Los caninos, los cuales parecían haber sido asesinados brutalmente con golpes en la cabeza, se utilizaron para hacer los rellenos de 'pasteles' salados, en una pastelería tradicional brasileña de peluche que es frita y normalmente hecha con carne molida.


Según la policía, el propietario chino sindicado como Van Ruilonc, admitió haber realizado los bocadillos con carne de perro, y agregó que los animales eran perros callejeros que había recogido de las calles de la ciudad, la misma que será sede de los Juegos Olímpicos del próximo año.

Ruilonc, de 32 años, según los informes, pertenece a un grupo de empresarios chinos que poseen decenas de casas de pastelería en Río de Janeiro, incluyendo al menos uno en la zona turística junto a la playa de Copacabana.

El descubrimiento del restaurante en la zona norte de Río en Parada de Lucas se hizo después de que llegaron los agentes para investigar las denuncias de trata de trabajadores chinos que estaban obligados a vivir y trabajar en condiciones de esclavitud.



Una de las víctimas de esclavitud acusa Ruilonc de haber hecho una oferta para venir de China y recibir £ 2000 para trabajar en la cafetería.


La policía encontró una jaula en la parte trasera del establecimiento, donde fueron encarcelados los trabajadores, y obligados a trabajar 18 horas al día sin goce de sueldo.

Según el Fiscal Guadalupe Louro Couto, dijo que los agentes se sorprendieron de lo que encontraron.

Él dijo: "He visto un montón de cosas malas, pero lo que vi en esa casa de pastelería era lo peor que todo, para empezar, había una célula, como una cárcel, con barrotes y candado, instalado en el interior del bar, donde fueron encarcelados los trabajadores."


"Aparte de esto, vivían con el hedor de los perros muertos, que se mantuvieron en la misma habitación. No podía soportarlo. Me empecé a sentir enfermo y tuve salir."

"Cuando empezamos a abrir las cajas de poliestireno, vimos a los perros congelados. Estábamos perplejos. Había varios delitos que se cometen allí."

En el testimonio, el propietario chino del establecimiento, que está cumpliendo una pena de ocho años y seis meses de prisión, dijo en un principio que: "no sabía que la masacre de perros en Brasil era ilegal". Poco después, sin embargo, admitió que sabía que estaba prohibido y le dijo cómo los perros fueron recogidos en la Zona Norte de Río.

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