Una historia de amor y fidelidad protagonizada por un perro y por su inteligencia y persistencia para ayudar a su pequeño amigo... Conócela!
El caso sucedió en Bahía Blanca, Argentina, donde un niño de 2 años de edad cayó a una piscina y quedó sumergido ahogándose en lo que hubiera sido un accidente de final trágico. Todo sucedió una tarde de Domingo, cuando Gino, el pequeño, se encontraba jugando en el patio cuando repentinamente cayó a la piscina de su casa, ubicada en el Barrio El Nacional, ubicado en las afueras de Bahía Blanca.
Sus padres, ajenos a lo sucedido, fueron alertados por Eva, quien no dejó de ladrar desesperadamente hasta llamar la atención de ambos y lograr que fueran donde ellos. Ella permaneció cerca del niño hasta que el padre de Gino llegó al lugar y pudo rescatarlo de ese fin trágico.
Cuando la mujer y su esposo fueron hasta el patio, Eva, además de ladrar lo más fuerte que podía, estaba con sus patas estiradas, casi al borde de la piscina, como queriendo llegar hasta donde estaba el niño. “Se la trajimos en agosto, para el último Día del Niño, y están juntos todo el día. Juegan, hacen lío, rompen todo. Es como su hermanita menor”, dijo Gustavo el padre.
El hombre corrió al patio de la casa, se lanzó a la piscina y rescató al pequeño para la felicidad y alegría de la pequeña. Su amigo estaría bien! "Gino estaba boca arriba, con los ojos hacia atrás y todo morado" comentaron sus padres.
Afortunadamente el padre de Gino conocía RCP (Reanimación Cardio Pulmonar) y le realizó las maniobras de resucitación rápidamente y en varias oportunidades hasta que el pequeño reaccionó. Los servicios de emergencia no demoraron en llegar y el niño fue trasladado al hospital donde permaneció hasta estar completamente restablecido y chequeado que todo ésto había sido solamente un susto.
También dijo que Gino hace poco fue atropellado por un automóvil: “Tiene varias escapadas, además nació por cesárea por un problema con la placenta... Uuhh ¡Qué vamos a hacer!”
Hoy, el niño totalmente recuperado se encuentra en su casa, en familia junto a Eva su fiel e inseparable amiga. Gino no solo volvió a casa, sino que volvió a la vida y ésta vez se lo debe y casi en exclusividad a Eva y su inteligencia al saber qué hacer para evitar la terrible pérdida.
Nunca dejemos a nuestros niños jugando solos, mucho menos cercanos de grandes superficies de agua como en éste caso. La familia casi quedó expuesta a una pérdida de Gino que solo fue evitada por la rápida e inteligente acción de Eva que supo que hacer
¿Pero que habría pasado si ella no estaba allí? Tengamos una tenencia responsable no solo de nuestros animales, sino también de nuestros propios hijos, ambos necesitan nuestra supervisión y cuidados y una fatalidad siempre espera un momento de distracción para suceder y quizás no todos contemos con tanta suerte como tuvo éste pequeño de tener a su Eva.
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