Historias mínimas pero de máximo amor. Tienes que conocer el amor desapegado que ésta mujer fue capaz de dar, en medio de un desastre que ella misma padecía.

Fueron noticia las históricas inundaciones que padeció Carolina del Sur, Estados Unidos a principios del mes de Octubre de 2015, cuando el huracán Joaquín pasó por la zona y que a la fecha, contabilizan 15 víctimas fatales en un suceso que según meteorólogos acostumbra darse una vez cada mil años.

En medio de éste desastre climático enorme, fue cuando Sarah Scruggs encontró al pequeño bebé ardilla, sumergido y a punto de ahogarse, cuando ella también corría por su vida, pero no dudó un segundo en hacer todo lo posible por salvarlo a él también.

Sarah lo encontró semi ahogado, inconsciente, pero estaba determinada a regresarle la vida y darle una segunda oportunidad. "Yo había salido para ver si había algún vecino necesitando ayuda y caminando entre el agua que nos llenaba por todas partes vi una pequeña cosita en el agua (...) había una ardilla bebé inmóvil pero aun soltaba algunas burbujas de oxígeno por lo que había una posibilidad de salvarlo" dijo Sarah

En medio del desastre, ir por servicios veterinarios de urgencia era bastante complejo, por lo que Sarah apeló a sus manos, al amor que sentía por aquel pequeño animal y a lo que Dios dispusiera. Como pudo lo reanimó, logró subir su temperatura corporal, sacarlo del shock e inmediatamente su amor desbordó por el pequeño cuando logró ver que él estaba bien!

Luego de que Sarah rescato al pequeño y lo estabilizó, así como empezó a bajar el agua de las terribles inundaciones, comenzó a restablecerse la salud del peqeño, bautizado Arthur y Sarah su orgullosa mamá, compartió fotos del progreso de su pequeño en Instagram

En las fotos podemos ver como Arthur mama con ambas patas agarradas del chupón y como el duerme enrollado como una pequeña bolita.

A pesar de su obvio amor por Arthur, Sarah sabe que no es correcto mantenerlo como un animal de compañía, porque su naturaleza es ser un animal libre viviendo en su hábitat y que ella solo fue puesta en su camino para que su destino no fuera fatal, pero no para encarcelarlo a una vida lejos de su naturaleza.

"Quiero que él sea capaz de saltar, escalar y tener amigos ardilla (...) espero que él haga una buena transición de regreso a su hábitat, aunque lógicamente me preocupa que aún sea un bebé que necesita mamar leche y probablemente su mamá haya fallecido durante este desastre que hemos pasado, pero apenas pueda valerse por si mismo y comer frutas y semillas, su lugar será su lugar, en la naturaleza"

Nos emociona no solo la capacidad de amor que le permitió a Sarah ver por encima de su propio padecimiento durante las inundaciones y ayudar a un pequeño ser casi imperceptible para la mayoría, sino su enorme capacidad de amor desapegado que la hace entender que por más amor que ella sienta por él, el verdadero amor se manifiesta cuando permitimos a los demás, ser y tener lo que por naturaleza les corresponde, aunque nuestros deseos fueran otros.

Amor no es solamente querer, proteger, atender y alimentar. Amar los animales significa ver lo que realmente ellos necesitan y aunque siempre pensemos que nadie los cuidará como nosotros, que en la naturaleza correrán riesgos que nosotros podemos evitarles, que con nosotros siempre tendrán comida y calefacción y que fuera quien sabe si comerán... los animales silvestres deben ser silvestres, su casa no es la nuestra sino la naturaleza y su felicidad no se trata básicamente de tener sus necesidades de alimentación y calefacción cubiertas, sino que su felicidad va más allá de comer una baya o un tazón lleno de ellas.

Por ello es importante entender que podemos ayudar a los animales silvestres, pero con nuestra posición siempre clara, de actuar en un momento en que ellos no pueden valerse de otra cosa que de nosotros, pero apenas es posible, dejarlos libres para ser felices en la naturaleza, donde es su verdadero hogar.

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