A comienzos de Julio, logger Jake Higgins estaba trabajando en un tramo remoto de bosque, cerca de Conaway, New Hampshire en Estados Unidos, cuando vio un perro caminando sin rumbo por el área.

Temiendo que el pequeño hubiera sido abandonado allí y sabiendo que el lugar es hábitat de osos y otras especies que podrían llegar a matarlo, Jake avisó a la Humane Society de Conway acerca de la situación para pedir ayuda.

Algunos días después, la gerente del refugio, Debra Cameron viajó con voluntarios para encontrarse con Jake para que el pudiera llevarlos al lugar donde había visto al pequeño por última vez. Para nuestro sentir, tardar varios días en responder ante una situación de peligro semejante estuvo mal y pudo significar que hoy, no se tuviera una historia para contar…

Pero “felizmente Jake sabía exactamente donde el había visto el pequeño y nos llevó al rastro correcto. Logramos llegar a tiempo de ver un ápice de su cola antes que el bajara corriendo (escapando con miedo) por una ladera” dijo Debra.

Como el perrito ya es anciano, toda la jornada en el bosque era evidente que lo tenía sumamente cansado y no fue difícil alcanzarlo. Al verlo, los voluntarios le silbaron y hablaron con tranquilidad y el simplemente se sentó, exhausto y esperó que ellos se aproximaran.

El abuelito canino, muy dulce se dejó rescatar muy tranquilamente y enseguida fue llevado al refugio. Hasta entonces, no se sabía cuánto tiempo él había permanecido extraviado en el bosque ni como él había ido a parar en aquel lugar.

La Humane Society de Conway publicó fotos del pequeño poco tiempo después y entonces la misteriosa historia del abuelo del bosque, comenzó a ser develada poco a poco.

Un amigo de la familia del dueño reconoció al perro por las imágenes que una amiga había compartido en su Facebook.

Se descubrió que el pequeño no había sido abandonado. Él, que ya tiene 17 años y se llama Rocky, había huido de casa el fin de semana del Día de la Independencia de Estados Unidos ESPANTADO POR LA PIROTECNIA…

Para protegerse del escándalo, el pequeño buscó refugio en el bosque, solo que el bosque donde se metió era muy peligroso aunque por suerte no sucedió nada grave. Su padre humano no había desistido de él. Todos los días desde que había desaparecido, el hombre recorría junto a su esposa tramos y tramos de calles y callejuelas buscándolo, pero nunca pensó que estaba buscando lejos de donde Rocky estaba… porque estaba a 4 kilómetros de su casa… todo eso corrió escapando de miedo de la maldita pirotecnia…

No tardo mucho para que el abuelo perruno y su tutor estuvieran juntos de nuevo!

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“Rocky tiene 17 años, tiene cáncer y lo aman. Ellos estaban tan felices de que había aparecido. El padre de Rocky es un hombre muy bueno. El nos dio una donación en dinero cuando llegó a buscarlo. También ha ayudado a otras personas en el área donde vive para buscar sus animales perdidos el día en donde el mundo se viene abajo explotando pirotecnia. El es un amante de los animales y fue un alivio para nosotros saber que Rocky era tan amado” dijo Debra.

Gracias a la llamada de Jake, al personal de la Humane Society en el rescate y a la cadena humana de contenidos compartidos en las redes sociales, la historia de Rocky hoy tiene un final feliz.

Ojalá las personas entendieran el daño que provocan por apenas 5 minutos de “diversión” con la pirotecnia… Ojalá las personas evolucionen y encuentren otras formas de festejar sus fechas patrias, religiosas y pasajes de año que no impliquen aterrorizar a todo el reino animal mientras tanto.

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