Cesar pasó la primer parte de su vida, realmente en un infierno. Durante años fue explotado y torturado para producir bilis, que muchos ignorantes demandan para “curas milagrosas”
Durante años Cesar vivió un infierno. Cautivo, secuestrado de su familia, enjaulado en una inmunda celda, con catéteres introducidos en su cuerpo para extraer su bilis, que se utiliza en la medicina “tradicional” china, con la promesa de curas milagrosas, tanto como el marfil y los cuernos de rinoceronte… fantasías insostenibles que provocan horrores en los animales.
Cesar llevaba además, un chaleco de tortura, un cilindro de metal parecido a un cinturón alrededor de su abdomen. Ese instrumento de tortura tiene el fin de mantener el catéter de látex que colocan directo en su páncreas para extraer la bilis, en su lugar.
“Una granja de bilis es la peor de las torturas que un ser humano se pueda imaginar. Un ser es confinado en una minúscula jaula, donde apenas si puede moverse, con un catéter clavado en su abdomen, con un cinturón de metal que lo aprieta y lastima, succionándole todo el tiempo la bilis de su cuerpo” dijo Animals Asia, organización que fue responsable que éste infierno tuviera un punto final.
El dispositivo era tan incómodo como se veía. “Recuerdo muy bien su rescate hace unos cuatro años, cuando se desesperaba dentro de su jaula oxidada ubicada en un sucio depósito de la ciudad de Tianjin, el estaba tan desesperado que pensamos que se mataría golpeándose contra los barrotes” dice Jill Robinson, fundador de Animals Asia y agregó “Era evidente, que Cesar era un oso desesperado e infeliz”
Afortunadamente Cesar fue uno de los suertudos animales que pudieron escapar con vida de la brutal e indecente industria de la bilis de oso. Cuando Animals Asia lo rescató en 2004, dijeron que "se sentía frustrado, triste y su abdomen estaba lleno de hongos por la humedad de su sudor que se chocaba con el metal y jamás se secaba, apenas tenía pelos en toda esa zona, se veía que sentía dolor y era evidente que jamás había vivido una vida natural”
Pero ahora, después de años de recuperación en el Santuario de Chengdu Animal Asia, Cesar parece un oso muy diferente. Feliz y curado, se ha convertido en un oso fuerte, musculoso, con un majestuoso pelaje.
“Las cicatrices de Cesar han desaparecido y hoy es un asombroso y bello (y temible) oso” dijo Robinson desde Animal Asia, señalando que él “está robusto y en inmejorable estado de salud a pesar de sus años en las terribles jaulas biliares. Pesa más de 270 kg, para la especie es gigantesco, es todo músculo y felicidad hoy”
Sus actividades favoritas lejos están de aquel ambiente oscuro, minúsculo, inmundo y torturante donde pasó la primer parte de su vida.
“Ahora ha pasado una docena de años felices junto a los otros animales del Santuario de Chengdu, disfrutando mucho de los baños de sol, dejar fluir su instinto natural de cavar, sobre todo cuando el clima se enfría en otoño” dicen desde la organización.
Las fotos compartidas por el grupo muestran a Cesar descansando feliz en una piscina soleada, chapoteando y deteniéndose solo para sacudirse el agua de su espeso pelaje.
“Verlo disfrutar al sol hoy, luego de los años que ha pasado aquí, nos pone a pensar que ella jamás habría sobrevivido tanto tiempo si hubiera permanecido en aquel infierno” dijeron.
Si bien la transformación de Cesar es increíble, es también un recordatorio de lo mucho de cuántas vidas aún son prisioneras en ese asqueroso mercado ilegal de la bilis de oso. Se estiman unos 10,000 osos apenas en China, padeciendo esta tortura, cuya gran mayoría son “Moon Bears”, pero otros son osos pardos, como Cesar.
Y mientras que el chaleco de metal cruel y torturante ha sido declarado ilegal por el gobierno, evidentemente eso no quiere decir que los inmorales que comercian con éste producto tan triste y tan poco útil para nada más que para los osos, continúen utilizándolo a su gusto, sintiéndose en la impunidad de hacerlo, porque se sabe, que éste mercado, así como el tráfico de marfil y cuernos de rinoceronte, detrás tienen mafias y terroristas.
Un comentario que no deja de ser verdadero. La ciudad de Tianjin ha sufrido con terribles tragedias los últimos años, desde la explosión de la central nuclear, tsunamis, etc. Vale observar que en esa ciudad hay mucho mercado de venta de carne de perro, mucha violencia contra los animales y varias granjas de bilis... podríamos arriesgar a decir que el Karma acaba tarde o temprano pesando factura sobre todos, aunque solo unos pocos cometan estas atrocidades, por lo que podríamos observar con preocupación, que el daño que se hace, inevitablemente se devuelve tarde o temprano.
El rescate de Cesar es una gota en el océano y si bien el mundo no cambió por ello, vaya que si cambió el mundo de Cesar…
“Ella tiene una gran presencia y felicidad de vivir. Cada momento lo disfruta, como descontando todos esos años de privación de libertad y tortura. Nos sentimos honrados de ser capaces de proporcionarle una mejor vida y viendo como disfruta de cada cosa, cosas que todos los osos deberían poder disfrutar, para comenzar, SU LIBERTAD”
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