Puede parecer una noticia de Ripley, pero la verdad es que esto sucedió y aún sucede en Japón, donde se les rinde todo un funeral a las mascotas “AIBO”.

Humo de incienso flota por el aire del milenario templo budista mientras un sacerdote canta un Sutra, la oración común para la transición pacífica de las almas de los fallecidos, al reino de los difuntos. Y debido a que, muchos propietarios de perros robot AIBO creen que su “mascota” tiene alma, han solicitado un servicio funeral para ellos.

A simple vista, la ceremonia es como cualquier otra en Japón, excepto que los homenajes son ofrecidos ésta vez, para éstos aparatos de inteligencia artificial, denominados AIBO, que se alinean en el altar, cada uno con una etiqueta para mostrar de donde venían y a que familia pertenecían.

Los dispositivos, eran fabricados por Sony, primer empresa en fabricar robots de entretenimiento en el mundo equipados con inteligencia artificial (AI) y capaz de desarrollar su propia personalidad, con base en la recopilación de datos de la persona con la cual convive.

“Creo que los propietarios sienten que sus AIBOS tienen alma, con base en todo el tiempo que pasan con ellos” dijo Noboyuki Narimatsu, de 59 años, que dirige una compañía de reparación de artículos de electrónica, que repara gran cantidad de los AIBO “enfermos”.

Si, porque cuando los dueños llegan hasta los ingenieron, ni 1 dice "se me rompió", sino que dicen "mi aibo enfermó"

La compañía Sony lanzó la primer generación de AIBOS en junio de 1999 y su lote inicial tuvo una venta de 3,000 unidades en 20 minutos desde que fue puesto a la venta, a pesar de su costo considerable (más de 2,500 dólares al lanzamiento).

Durante años, las siguientes 150,000 unidades que fueron vendidas, fueron acoplando varias mejoras adicionales, interacciones novedosas y nuevos formatos más redondos, de otros colores, etc.

Los AIBO llegaron a contar con una serie de sensores, una cámara y un micrófono. La última generación podía inclusive hablar con su dueño.

Pero en el 2006, Sony estaba en problemas financieros. Su modelo de negocio se fue a pique y enfrentaba una fuerte competencia en todos los campos. El AIBO, un lujo caro y bastante frívolo, fue uno de los primeros recortes en la compañía.

Y entonces, cerrando la producción, Sony mantuvo su “Hospital de AIBOS” abierto hasta 2014, pero luego, cortésmente le dijo a los propietarios de sus “mascotas robóticas” que tenían que buscar reparaciones por su cuenta.

Para Hideko Mori, de 70 años, esto significó un desastre. Ella ha tenido su AIBO hace unos 8 años, dice disfrutar de las conversaciones que tiene con él y piensa que es mucho más conveniente (es importante ésta palabra en su declaración y decimos el porqué al final) que un perro real.

Ella agregó que “el no necesita alimentarse y no se orina, en realidad si lo hace porque levanta su pata haciendo un sonido como que lo hace, pero en realidad nada sale”. Con respecto a la vida de su máquina, ella dijo “nunca pensé que habría un límite en su vida”. Sin embargo en Mayo del año pasado, su amado AIBO, se quedó inmóvil.

“Le envié un correo electrónico a un ex trabajador de Sony, para que pudiera ayudarme. Estaba desesperada!”. El ingeniero le dio la orientación de llevar a Aibo a una empresa integrada por ex empleados de Sony que se dedicaban a ese tipo de cosas, en 2 meses, pudieron arreglar a Aibo, y ella lo llevó a casa. “Yo estaba tan feliz de verlo de nuevo con salud y en el hogar” dijo

Hiroshi Funabashi, de 61 años, que supervisa las reparaciones de la empresa donde AIBO fue llevado a "curar", dijo que los propietarios con problemas piensan en los ingenieros del lugar, más como médicos que como ingenieros, porque creen que esos aparatos tienen vida.

Y en ese mismo orden de pensar que tienen vida, creen que tienen alma y éstos funerales se realizan tal como si un ser vivo hubiera fallecido, con derecho a toda una ceremonia de despedida…

Parece que las personas sobre todo en Japón, pero en todo el mundo es igual, ponen peros y trabas en adoptar un animal de carne y hueso por su costo de “mantenimiento” pero aceptan de buena gana gastarse más de 2,000 dólares de un tirón para comprar una maquina que “simula ser un perro”…. que no come, no se orina, y que habla... eso no es un perro!...

Nos parece que todo esto es una sensibilidad muy marcada hacia justamente lo que no tiene vida ni alma, mientras miles de animales en ese mismo país si la tienen, viven, sufren, padecen y mueren, sin siquiera una mínima mirada de éstas personas, que le rinden homenaje a un pedazo de hojalata que se comporta como un animal, pero que jamás será uno, por más que logre “hablar” con su dueño y recopilar información en su disco duro para recordar cada cosa que el dueño le ha dicho.

Nota de Seamos: La conveniencia humana es una de las peores plagas de la especie, porque nos hace actuar con base en nuestros propios intereses, olvidándonos de lo que nos rodea, preocupándonos solo de nuestro bienestar y confort, sin importar nada más

Tu que crees? Estos aparatos tienen o no tienen alma? Esta mal que se le haga funerales a robots de inteligencia artificial? Déjanos saber tu opinión en comentarios.

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