Tailandia busca prohibir la explotación de Tigres por Monjes Budistas y éstos, se niegan a liberarlos


El maltrato es maltrato y no depende de quien lo practique y no hay nadie que esté exento de ser condenado por ello, aunque sea un Monje Budista. Conoce la historia.


Saira Tahir, una abogada de Londres, sacudió una vara de bambú con un saco plástico en la punta erguido en el aire. Un tigre de 90 kilogramos saltó y alcanzó como si fuera un gato doméstico tocándolo con sus patas como si fuera un juguete.


Al haber pagado un ingreso "premium" de 140 dólares, Tahir también pudo bañar a un tigre, alimentar un cachorro de tigre con una mamadera y posar para una selfie con la cabeza de un tigre que estaba acostado a su lado en la falda.



Sara no ve nada malo en todo ésto y dice "Es una experiencia irreal estar tan cercana de ellos. Inclusive con la cabeza del tigre en tu falda, puedes sentir su energía. No es algo que hagas todos los días


Pero aunque muchos como Sara vean ésto como "amor" por los animales, en un lugar lleno de personas "buenas" hay un problema MUY GRAVE en todo ésto.

Un Monasterio Budista que es en parte Zoológico, ubicado en el Templo del Tigre, en Tailandia, es un sitio que hace décadas activistas por los derechos de los animales buscan cerrar, por saber confirmadamente de abusos y explotación de los animales, mientras ofrece a los turistas esa fantasía de vida en el paraíso, rodeado de animales, a los que nadie le preguntó si querían estar allí, encadenados, enjaulados y drogados.


Ahora, luego de quejas de tráfico de especies amenazadas de extinción, el gobierno está intentando cerrar la "atracción" como insisten en llamarla. Pero hay dos grandes obstáculos. El Templo contra quien se presentó la demanda para su cierre, podría inclusive acceder, pero... el problema con el que se excusan en hacerlo es decir ¿donde irán los 150 tigres?

El Gobierno comenzó a retirar lentamente los tigres éste año, pero fue ordenado a detenerse luego de que el proceso fue impugnado por el Templo en Febrero. Hasta que el caso sea decidido, el destino de los tigres está atorado en un impass legal que coloca a las autoridades de vida salvaje, conservacionistas y gobierno militar de Tailandia contra un Templo que es más bien una gran bolsa de riqueza para los influyentes monjes budistas del lugar, que en el único lugar donde promulgan sus votos de humildad, es en sus sermones y no están muy dispuestos a que les quiten su gran fuente de ingresos.


El Templo del Tigre, ubicado en la Provincia rural de Kanchanaburi, cerca de la frontera con Mianmar, comenzó a capturar animales hace unos 15 años, dicen, que como un acto de caridad, cuando los aldeanos llevaron un cachorro de tigre herido al monasterio local que aceptó cuidar de él. La noticia se esparció y pronto, el monasterio tenía 6 tigres.



"Nosotros construimos éste templo para difundir el budismo. Los tigres vinieron espontáneamente" dice Supitpong Pakdjarung, un ex-coronel de la Policía que administra la división de negocios del templo.


Los turistas no tardaron en venir. Hoy el templo recauda 5,7 millones de dólares por año en la venta de tickets y recibe otros tantos millones en donativos. Un ticket normal, cuesta en torno de 17 dólares y da derecho al visitante de llevar un tigre a pasear en una correa y posar para una foto con un tigre encadenado.

Los cerca de 15 monjes que viven en el lugar, lidian muy poco con los tigres y ocasionalmente posan con ellos para los turistas. Pero la atmósfera budista hace parte del apelo "comercial". El templo se promueve como un lugar donde los tigres traen su naturaleza salvaje y coexisten con los seres humanos en armonía budista.

"Podemos convivir pacíficamente por causa de la gentileza" dice Supitpong


Algunos monjes y funcionarios creen que ciertos tigres son monjes encarnados o parientes. Supitpong dice que por medio de la meditación los monjes encuentran soluciones de dieta para reparar defectos genéticos provocados por la endogamia.

El gobierno ordenó al templo que suspendiera la procreación de los tigres en el lugar, el cobro de tickets a los turistas y los permisos para que los turistas alimentaran los animales. El Templo se rehusó a todo ello.


"Los monjes tienen una actitud de estar encima de la Ley" dice Teunchai Noochdumrong, director de preservación de la vida salvaje de Tailandia. "Ellos dicen que por ser monjes, ellos tienen el derecho de cuidar de todos los animales en aquella área, pero cuidar no tiene nada que ver con lo que están haciendo que es lucrar y explotar"

Hace años el templo enfrenta acusaciones de malos tratos y recientemente uno de los cuidadores de éstos tigres fue visto en vídeo, golpeando en la cabeza a un tigre del lugar.

Las acusaciones de contrabando, especialmente de cachorros de tigre, datan de por lo menos 2008, cuando el grupo británico Care for the Wild dijo que el templo negociaba ilegalmente tigres con una hacienda del país vecino Laos.

La situación es que, al amparo de su imagen de bondad, los monjes creen que todo les es permitido y que pueden manipular, abusar y explotar éstos animales para que las personas los paseen como si gatos fueran y todos sabemos que un tigre, no se comporta así tan dócilmente y para hacerlo, o bien tiene que estar dopado, o muy amedrentado por tanto maltrato.

El maltrato y la explotación no se justifica bajo ningún concepto y no es menos malo quien lo explota y parece bueno, que quien lo explota y parece malo. El abuso comercial de una especie salvaje intentando la impunidad por detrás de una religión, es realmente lamentable.

Si desea conocer más sobre las manifestaciones en contra del maltrato hacia los animales, así como movilizaciones por sus derechos puede dar clic aquí

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