Inclusive aconsejada para que abandonara su perra por causa de estar embarazada, Alhanna se mantuvo firme en su amor por la pequeña y acabó salvando su vida y la de su hijo. Conoce su historia aquí
Los amantes de los animales sabemos que nuestros perros pueden tener un sexto sentido muy bien calibrado y que por eso no debemos jamás ignorar las señales que ellos nos dan. Hoy te vamos a contar una historia de las muchas que pasan día a día, donde un hocico frío, hace una enorme diferencia en la vida de su dueño.
Inclusive luego de que hasta su médico la aconsejara a sacar al perro de la casa por causa de su embarazo, Alhanna Butler, se mantuvo firme en suamor por Keola, su perra y se negó definitivamente a sacarla de su vida, solo porque ella sería mamá de otro ser ahora... su primera hija era una perrhija y eso estaba muy claro.
Cuando Alhanna decubrió que estaba embarazada, sus amigos y hasta el médico le decía que debía librarse de su amada Keola, una perra tierna, dócil y compañera, pero sin embargo ella, hizo oídos sordos a lo que todos "recomendaban" y dijo que jamás haría una cosa así.
Y mejor que no lo hiciera, no solo porque sería un hecho repudiable desde cualquier punto de vista, sino porque de haber quitado a Keola de su vida, ella habría también quitado a su hijo por nacer de ella...
Un día, diferente a los demás, Keola se colocó al lado de Alhanna y pasó largo rato "llorisqueando" a su lado, yendo detrás de la mujer para donde ella fuera, inclusive hasta el baño y tal actitud le pareció sospechosa y a razón de ello, decidió que iría al médico para ver si todo estaba yendo bien. En ese momento, ella apenas estaba con 20 semanas de embarazo y hacía días que no se sentía muy bien, pero no le dio la importancia merecida, pero Keola parecía saber que aquel malestar era algo mucho más serio de lo que todos imaginaban.
Mientras los días pasaban, ella seguía postergando ir al médico y Keola no se despegaba de Alhanna y cuando salía a trabajar, la perra hacía lo que jamás hizo, jalar su ropa para que no saliese de la casa, llorando y aullando sin parar.
Alhanna no le dio importancia y salió al trabajo de todas formas. Cuando volvió a casa, Keola parecía estar muy triste y empezó a pensar que alguna cosa estaba realmente incomodando a la pequeña que no se despegaba de su dueña ni siquiera a la hora de ir al baño.
Cuando decidió hacer lo correcto, es decir, dejar de ignorar a Keola, Alhanna finalmente pudo ir al hospital y apenas entrando en el corredor, se desmayó y allí fue derivada con urgencia al centro de cuidado intensivo.
El malestar y los dolores en la espalda que Alhanna estaba sintiendo eran consecuencia de una infección renal crónica que se puso aún más grave por desconocerla y no haber sido tratada desde el comienzo, el casod e Alhanna en cuanto a complicación renal, fue uno de los peores que los médicos han visto y peor aún, ella estaba embarazada.
De acuerdo con los médicos, si Alhanna hubiera demorado solo un poco más en llegar al hospital, ella podría haber perdido el bebé o muerto sin lugar a dudas. Hoy madre e hijo, que fue bautizado Lincoln están vivos y saludables gracias a Keola, que solo se calmó y volvió a su comportamiento normal cuando su tutora fue al médico.
Luego del nacimiento del bebé, Keola pasó a comportarse tal cual una nana, siempre estando al lado del hermanito humano y Alhanna que ya amaba a su perra, ahora no tiene el menor reparo en decirle a cada persona que conoce, que su perra es una heroína y un ángel de la guarda para el pequeño Lincoln y que su deuda con ella será eterna.
Los animales son nuestros ángeles de cuatro patas y ciertamente nos protegen aún de cosas que ni siquiera nos damos cuenta que están allí.
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