Una situación cruel, absurda, increíble que suceda delante de todos y que nada suceda, pero unas personas lograrían lo que muchos siquiera intentaron. Conoce la historia aquí.

Ésta es la historia de Judith, una perrita anciana de alrededor de 10 años de edad, en una situación lamentable, negligente y por sobre todo, sumamente triste. Sus ex dueños, la encadenaron en su patio, por los 10 años que hacía que la tenían. Sin paseos, sin juguetes, sin siquiera un hueso que roer para evitar la psicosis del encierro a la que la exponían diariamente.

Su anterior nombre, para tomar dimensión de lo poco que éstas personas estimaban a la pequeña, era Judas y tal como una traidora la trataban, dandole lo mínimo necesario para que se mantuviera con vida y allí, languideciendo en aquella inmundicia de patio lleno de barro, donde pasaba sus días y sus noches.

El maltrato no se reducía a tenerla encadenada, sino que, sus ex tutores orinaban encima de ella por denuncias de los propios vecinos, que también muestran las CENTENAS de veces que llamaron a Control Animal para ayudar a Judith y nadie les hizo caso, nadie vino, a nadie le importó. Ellos, por ser vecinos y ésta familia ser una familia de delincuentes, no se animaban a hacer algo por temor a represalias y ante la impasividad de la Policía, realmente estaban en una situación de no saber que hacer.

Hasta que dieron con un número que si les dio atención. El número de la ONG que la rescataría de aquel infierno. Ellos la sacaron de aquel lugar, a punta inclusive de empujones y realmente casi secuestrándola del lugar, porque esa mala gente, además de no importarle Judith como para cuidarla, les preocupaba que alguien si lo hiciera!

Luego de sacarla de allí, la vida de Judith sería todo aquello que hasta ahora se le había negado, quizás en toda su vida. Recibió un baño, fue esquilada, fue mimada. Ella literalmente no podía creer ser el centro de atención de alguien. Jamás lo había sido! Y que bien que se sentía serlo!

Sus caderas, con una típica displasia de cadera, muy visible en ovejeros y mestizos de ovejeros, rottweiler y mestizos de rottweiler, no le permitían caminar bien, pero de todas las cosas en el mundo, eso era lo que menos le importaba a Judith. Ella estaba radiante!

Fue adoptada por una familia que la recibió con amor, un final merecido para una perrita anciana que por 10 años sufrió lo indecible.

Quizás lo más hermoso de ésta historia es cómo los 10 años horribles que Judith pasó, en un instante se volvieron la nada misma para ella cuando la liberaron, parecía haberlo olvidado todo instantaneamente, ella nunca miró a ninguna de las nuevas personas que conoció con desconfianza o miedo, todo fue nuevo y maravilloso y ella lo disfrutó como merecía!

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Luego de su rescate, ella solo pudo aprovechar esa nueva y feliz vida por 18 meses antes de fallecer, en paz, rodeada de personas que la amaron hasta el último minuto, aquellos 18 meses fueron llenados con amor y diversión en familia, todo lo malo fue dejado atrás y ella verdaderamente vivió como mereció al menos esos 18 meses.

Es dificil tener un corazón tan abierto capaz de perdonar las personas que fueron capaces de ofrecerle nada menos que 10 años de tanto maltrato y abandono... pero tomamos lo bueno y nos ponemos felices por su neuva vida, porque pudo disfrutar al menos esos meses la vida que todo perro merece, celebramos que no murió en aquel lugar olvidada, hundida en el barro y la negligencia, celebramos que por al menos 18 meses, Judith sonrió.

Judith es apenas una literalmente de millares de perros con historias parecidas en todo el Mundo, la paradoja de los perros hogareños, que tienen un hogar pero viven amarrados en un patio, o amarrados en un techo, languideciendo hasta morir en condiciones infames, peores quizás que un animal suelto buscandose la vida en la calle.

La próxima vez que tengas la oportunidad de adoptar un perro y tengas uno ancianito delante, dale la oportunidad de vivir al menos sus últimos años feliz... esperamos que siempre recuerdes a Judith cada vez que veas un ancianito necesitando una vejentud tranquila y con amor...

Tal vez adoptando un perro anciano evidentemente te expongas a que se vaya pronto, pero el amor que ellos tienen para dar, las lecciones que pueden enseñar vale la pena. Si puedes adoptar, por favor mira primero por los ancianitos, ellos también merecen una oportunidad.

Y sino puedes adoptar, apoya tu refugio local, se voluntario, colabora con comida, con artículos de limpieza, con donativos por más pequeños que sean. Entre todos podemos y eso queda más que demostrado siempre.

Si deseas ayudar a Animal Advocates, quienes fueron los generadores de toda ésta hermosa historia de Judith, no dejes de hacer una donación AQUI

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