Nadie tiene que decirle a un perro cuando su vida se convirtió en una pesadilla y cuando Romeo llegó al refugio, esa pena era dolorosamente obvia

Cuando Romeo fue abandonado en el refugio estatal de Nueva York, allí se encontraba él, rodeado de nuevos y extraños sonidos y olores, personas desconocidas, otros como él que no conocía y que también cargaban sus propias angustias e historias tristes y lo más terrible para él… la ausencia repentina e inexplicable para él, de la que un día fue su familia…

No es de extrañar ver perros que rebalsan energía cuando están en casa y que muchas veces son dejados en los refugios justamente por ese “exceso de energía” y porque sus tutores no pueden con tanto, al llegar al refugio se apagan como un fuego rociado con agua y Romeo, de 7 años de edad no fue la excepción.

“Durante dos días consecutivos, Romeo se negó a levantar su cabeza de la repisa de su canil. No movía un músculo” escribió Second Chance Dog Rescue de Nueva York, una organización que siempre vemos acudiendo al rescate de animales abandonados en refugios y que con prácticamente nada más que su voluntad, logran maravillosos finales felices.

Por supuesto que no era culpa de Romeo, de 7 años de edad, haber acabado en un refugio. “El había sido adoptado de un refugio meses atrás por una familia que lo mantuvo con ellos un par de meses, pero al final “no tenían tiempo para tanta energía que Romeo tenía” por lo que decidieron egoístamente dejarlo nuevamente en el refugio” dice Kelcy Kimmerer de Second Chance.

Romeo además, luchaba contra los estigmas… aún por si no fuera suficiente haber creído que tendría una familia y haberla perdido de la noche a la mañana… el era un perro Bull… y el tiempo corría para él más en contra que de cualquier otro perro en aquel refugio porque gracias a la discriminación y prejuicios, este tipo de animales, son programados para ser asesinados en un plazo determinado y Romeo estaba en esa nefasta lista de eutanasia.

Quizás además de la pena de haber perdido su familia, él también era consciente que su vida tenía las horas contadas y todo sumaba al terrible estado de depresión que se le vio padecer.

Pero cuando las últimas horas de su “plazo” se estaban cumpliendo, la puerta de su canil al final se abrió para una oportunidad de vivir!

Haciendo honor a su nombre Second Chance logró sacarlo a tiempo fuera del refugio. FUE EL ÚNICO GRUPO DE RESCATE que se acercó a salvar éste inocente aterrado y pronto, Romeo fue ubicado en una familia de acogida de emergencia.

Parecía entonces que las cosas al fin mejoraban para la fatídica vida de Romeo. En compañía de su nueva familia, Romeo recuperó la sonrisa característica que había perdido de regreso.

“El es muy dulce y agradable. El necesita estar cerca de las personas” dice Kimmerer.

El perro que estaba desplomado en un rincón de su canil, resignado a que su vida sería solo y nada más que eso, al fin tenía la esperanza dibujada en su rostro de nuevo.

La familia de acogida pudo tenerlo durante los 2 meses que podían hacerlo y en nada influenció el comportamiento de Romeo el que no pudieran tenerlo más tiempo en acogida. La familia lo devolvió al rescate y ahora el grupo está buscando desesperadamente alguien que pueda ampararlo en acogida e inclusive adoptarlo.

Romeo solo necesita un poco de tiempo. El ha pasado por mucho, ya hizo un milagroso escape del corredor de la muerte, ahora lo único que necesita es una familia duradera.

¿Crees que puedes ser tu?

Si estás en Estados Unidos, de preferencia en el Estado de Nueva York, no dejes de ponerte en contacto con Second Chance Dog Rescue AQUÍ para postularte como adoptante de Romeo. También puedes enviarle un correo electrónico a la organización ofreciéndote para ello a: scradoptables@gmail.com

Si tienes amigos que aman los animales en Estados Unidos, cerca de Nueva York, no dejes de compartirles ésta publicación. Romeo nos necesita y merece una oportunidad!

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