No dejes de conocer ésta historia, que no solo habla de un arrepentimiento, sino de un cambio total de paradigma
“Como un criador de cerdos, vivo una vida anti-ética, vivo dándome a mí mismo excusas de aceptación social, de que hay mucho más que simple aceptación, creyéndome que es realmente una maravilla como crío mis cerdos, porque les doy vidas tan cercanas a lo natural cuanto es posible en un sistema no natural como los criaderos. Soy justo, soy humano…. Todo eso creía de mí y me lo repetía cada día… pero en verdad lo que soy es un señor de esclavos y un asesino a sueldo”
Éstas palabras poderosas vienen de una colección de blogs que Bob Comis, un criador de cerdos realizó en Upstate, New York, que comenzó a escribirlo para narrar su vida como un agricultor de carne “humanitario” y su creciente duda sobre si hay algo de humanitario en asesinar animales todos los días para satisfacer el estómago de gente que es incapaz de hacerlo por si mismos.
Sus palabras fueron destaque en medios muy importantes y atrajo el interés de muchos lectores “carnívoros empedernidos”, que se vieron atraídos por su descripción honesta y turbulenta interna con la cual el lidió mientras intentaba llegar a un acuerdo consigo mismo, en medio a un conjunto de cambios de creencias morales.
Los pensamientos de Comis con relación a la crianza de cerdos, no eran el del agricultor promedio, por lo menos no aquel que cría cerdos por su carne, su objetivo fue siempre criar los cerdos tan humanamente como fuera posible.
En verdad, el comenzó su propia crianza de cerdos, al quedar horrorizado luego de descubrir más sobre la cría industrial, y quiso intentar ser una persona mejor que esos granjeros, ofreciendo una solución más “amable”.
Y, por lo que se sabe, las vidas que sus cerdos llevaron fueron las más ideales que podrías imaginar. Ellos tenían mucho espacio para moverse, comida en abundancia, lugares tibios para dormir, y oportunidad de disfrutar de las relaciones sociales complejas que todos los suínos construyen cuando se les da la oportunidad.
“Vi cerdos mostrando empatía, alegría, depresión y una gama amplia de emociones” dijo y agregó “Ellos a veces jugaban de asustarse los unos a los otros, o a las escondidas. La experiencia de los cerdos, se parecía cada vez más con la mía”
MIRANDO ESOS ANIMALES DE FORMA DIFERENTE
Comis vio lo que cualquiera que pasa algún tiempo con suínos ya sabe. El descubrió que los cerdos son animales individuales, muy inteligentes, juguetones y también comenzó a sentir que sus vidas importaban mucho, llevándolo a cuestionarse el real derecho que tenía de tomar sus vidas.
Por un tiempo, el intento continuar con “el negocio”, porque de hecho le estaba yendo muy bien. El también continuó comiendo carne mientras los lectores lo veían preguntándose a si mismo, y al mundo, si era correcto para cualquier ser humano poder tomar la vida de un animal.
Felizmente había personas por allí, que no solo lo apoyaban, sino que evitaban juzgarlo a priori. El explicó en una entrevista “Los comentarios más poderosos que recibí, y fue lo que me ayudó a clausurar todo lo que estaba haciendo, fueron los de varias personas que decían “Si das un paso atrás y miras las cosas que estas diciendo y miras las cosas que estas pensando, veras que ya tomaste la decisión de detenerte, entonces apenas da el próximo paso, detente”
Y así fue que la Idea resonó en él, dio el paso atrás y pensó que esas personas eran buenas y entonces fue cuando decidió parar de criar cerdos completamente y se volvió vegetariano y con el tiempo vegano.
EL ÚLTIMO CERDO
La representación honesta de la busca interior de Comis, llamó la atención de la premiada cineasta Emmy Allison Argo. Luego de leer uno de sus blogs “Happy Pigs Make Happy Meat” (cerdos felices hacen carne feliz), ella quiso contar su historia.
Argo produjo muchas películas sobre animales como Parrot Confidential y The Urban Elephant y ha dedicado su vida a enseñar las personas sobre el daño que el cautiverio provoca en los animales.
Pero la historia de Comis era diferente. Esta no era otra historia de abuso y negligencia, éste era un lugar donde los animales eran bien tratados hasta su último día. Esta historia, como el propio Comis dijo, era una cuestión de que aquellas vidas eran significativas lo suficiente para ser cuidadas y preservadas ¿Por qué era aceptable entonces cegarlas apenas para el consumo humano, teniendo el humano tantas otras cosas de las cuales nutrirse?
Y en cuanto a la ética de aquellos momentos finales. El consumidor que compra el mito de la “humanidad” del proceso de muerte de un animal “de consumo”, está cerrando los ojos para el último día de ese animal, cerrando los ojos a ese momento final.
“Es fácil si otro lo hace por ti. No te duele la conciencia, no viste sus ojos abiertos por última vez, no los viste orinarse encima de miedo en la manga de un frigorífico, tu no les diste la puñalada… pero eso no quita que ese animal muriera porque tú querías comértelo”
Como Comis dice a la revista Modern Farmer, al respecto de su experiencia en un matadero, “No es la visión de la sangre que me molesta, y si la violencia del proceso de la muerte. La ciencia nos asegura que las convulsiones que los cerdos presentan luego de apuñalarlos, son señal de insensibilidad de ellos, pero, como testigo presencial, es imposible pensar que los cerdos no se están debatiendo por puro y extremo dolor y pánico"
Y luego verlos, cuando aún ni siquiera muertos están, ser izados colgando de una pata, esposados con un metal a una línea de producción, para que secuencialmente los diferentes trabajadores lo trocen… y muchos de ellos llegan a la primera estación aún vivos y a nadie de los que compran el paquete “inocente” en el mercado parece importarle.
MIRA AQUÍ EL TRAILER DE LA PELÍCULA
ESPERANZA DE CAMBIO
Cambiar no siempre es fácil, especialmente cuando no son apenas tus hábitos alimenticios, pero tu sustento financiero también. La película “The Last Pig” muestra la vida de Comis durante su último año de “granjero” llevando sus cerdos al matadero (el tenía más de 200 que no tenía donde colocarlos) y decir adiós a los 8 que si logró ubicar en santuarios.
Hoy el dirige In Line Farming, una granja vegana en homenaje a su nueva forma de vida, donde sus acciones están “en línea” con sus creencias.
Y para probar aún más que las acciones positivas de una persona, generan una ola de otras ondas positivas y cosas buenas sucediendo, Argo se volvió también vegana durante el proceso de filmación, luego de 8 años habiendo sido vegetariana.
Por más que Bob apenas sea una historia en un mar de ellas, su historia de seguro puede inspirar a muchos que hoy solo saben buscar excusas y cerrar los ojos a lo que hay detrás de ese “inocente pedazo de carne” que hay en el mercado.
Todo lo que necesitamos es apenas dar un paso atrás, cuestionarnos un momento la forma en como son las cosas, para hacer la diferencia con nuestras elecciones, SER AGENTES DE CAMBIO, e impactar positivamente en muchas otras vidas.
Todos podemos aprender una lección de COMPASIÓN de éste hombre amable. “The Last Pig” está en fase final de edición. La producción de la película fue financiada a través de donativos. Si deseas saber más de ella, o apoyar a la producción, no dejes de hacer click AQUÍ y visitar el Facebook de la producción AQUI
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