Un juez italiano ha establecido un precedente importante para los animales y para quienes los aman. En una sentencia novedosa, «el sentimiento por los animales constituye un valor y un interés garantizados por la Constitución».
Italia.- Una señora, con graves patologías, tuvo que ser hospitalizada en una clínica y solicitó que su perro la acompañara en la habitación. Según el reglamento habitual en clínicas y hospitales, no se permite la entrada de animales.
La solicitud de la paciente terminó en la mesa del juez Giuseppe Buffone, de Varese, en el nordeste de Italia, que ha emitido una sentencia muy articulada, haciendo referencia también a la Convención Europea de Estrasburgo: «La ley ha reconocido que el hombre tiene la obligación moral de respetar todas las criaturas vivas y, en consideración de los particulares vínculos existentes entre el hombre y los animales de compañía, ha afirmado la importancia de tales animales a causa de la contribución que los mismos ofrecen a la calidad de la vida y por tanto su valor para la sociedad».
La sentencia se considera en cierta forma revolucionaria, pues se tutela la relación afectiva que existe entre el perro y su amo. El juez apela, por otro lado, «a la evolución de la conciencia social y de las costumbres» para recomendar que «el Estado y las Regiones promuevan la integración de los programas didácticos de las escuelas y de los institutos de todo género, para lograr una efectiva educación de los alumnos en materia de etología de los animales y de su respeto».
De la relación entre el perro y su amo han hablado escritores, psicólogos, naturalistas, etc. Faltaba que lo hiciera un juez para sellar con una sentencia esa relación afectiva, antigua e inmutable.
La extensa sentencia que firmó el magistrado Giuseppe Buffone se aglutina en una sola frase: “El sentimiento por los animales constituye un valor y un interés garantizados por la Constitución”.
UNA HISTORIA CONMOVEDORA
Este caso jurídico nos remonta a una situación que conmovió corazones mascoteros de todo el mundo en septiembre del año 2011.
Un perro corrió 50 kilómetros para reencontrarse con su dueña que estaba internada por un derrame cerebral. Casey, que estaba al cuidado de sus vecinos, decidió salir a buscarla.
Por ese instinto casi indescriptible, ese que sólo los amantes de los animales comprenden, sesenta días después la mascota arribó al instituto donde Kelly, de 91 años, estaba internada. Por la noche, una enfermera del lugar vio al animal, que estaba agotado, intentando entrar a las instalaciones.
El día siguiente, el esposo de Kelly lo encontró y consiguió que volviera a los brazos de su dueña. El reencuentro fue emotivo. El amor, eterno.