Como si ya no fuera suficiente todo lo que los animales tienen que padecer, se suma un nuevo maltrato, ahora “artístico” fruto del ocio de cerebros de eslabones perdidos

Las autoridades de vida silvestre del Estado norteamericano de Florida, debió lanzar un comunicado público haciendo un apelo para que los ciudadanos se detengan en la acción de pintar los caparazones de las tortugas y pájaros vivos de la región.

Varias tortugas han aparecido con sus caparazones pintadas de colores ridículos y varios pájaros fueron pintados con pintura fluorescente (además del maltrato de pintarlos, la pintura de éste tipo SIEMPRE ES TOXICA).

El asunto es que no se trataría de “artistas” propiamente dichos, sino de desocupados ociosos, eslabones perdidos de la comunidad que se han dedicado a hacer su “gracia” sobre los animales y por eso el comunicado de la Policía los cita como “artistas” entre comillas, porque tal como los que ensucian las paredes y monumentos de la ciudad vandalizándolos con spray y llamando eso “arte”, ahora las víctimas de esos pasaron a ser los animales

“Por favor, limítense a pintar sobre lienzos y no sobre animales silvestres. Los Ibis blancos y las tortugas son especies protegidas en Florida. No solo es ilegal pintarlos, sino que también es cruel”

Más de lo que pueda cualquiera pensar, pintar el caparazón de las tortugas compromete severamente su salud. La pintura las inhibe de su capacidad de absorber vitaminas que necesitan y obtienen desde el sol, además de causarles severos problemas respiratorios y los químicos que contiene la pintura pasan a su torrente sanguíneo y acaba intoxicando los animales.

Los pájaros han sido rescatados con éxito y se encuentran en el Busch Wildlife Sanctuary para su rehabilitación, mientras que las tortugas están en manos de la oficina de Fauna para también rehabilitarlas.

También acompañan en su comunicado las fotografías de dos animales de los últimos encontrados, una tortuga con su caparazón pintado de rojo y un pájaro pintado evidentemente con spray fluorescente, ambos animales se encuentran en un santuario de la ciudad de Júpiter, en Florida, para limpiarlos y cuidar de su salud hasta que se recuperen.

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