Químicos de la Universidad de Darmstadt desarrollaron un método de diagnóstico precoz del mal de Alzheimer, mucho antes de que aparezcan los síntomas. La clave está en la nariz.
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El químico Boris Schmidt de la Universidad Técnica de Darmstadt, se percató por casualidad que los pacientes aquejados con el mal de Alzheimer acumulaban una sustancia en la mucosa nasal. Al investigar aquella sustancia, el cientifico encontró acumulaciones de proteína Tau, causante de la muerte de células cerebrales.
Ya era conocido por la ciencia que las acumulaciones de dicha proteína se detectaban no sólo en las células del cerebro, sino también en las células nerviosas de los ojos. Hasta ahora se practicaba un examen de la retina para hacer un diagnóstico precoz, que podía resultar molesto para el paciente pues era necesario aplicar al ojo un líquido fluorescente para que las acumulaciones fueran visibles.
La nariz permite diagnóstico más preciso
Schmidt y sus colegas encontraron que la nariz era más adecuada para un diagnóstico más preciso. En la nariz se acumula la misma concentración de proteína Tau que en el cerebro de cada paciente. "La concentración de proteína Tau en la nariz de un paciente es equiparable a los daños en las estructuras cerebrales y esta relación no se vio en el caso de las células nerviosas de los ojos", dijo Schmidt.
Según el investigador es plausible el desarrollo de un spray nasal que coloree las concentraciones de proteína Tau en la mucosa nasal, que después pueden ser analizados con un endoscopio. El diagnóstico podría resultar también más económico, algo muy importante en tiempos de escasos recursos en las cajas de salud. "A final de cuentas en Alemania hay sólo dos euros por paciente al día", afirma Schmidt.
"Ahora necesitamos narices para seguir las investigaciones", destacó el científico. Para que el método reciba luz verde para su aplicación en Estados Unidos y la Unión Europea, "tenemos que examinar la nariz de por lo menos un centenar de enfermos y otra cantidad similar de personas sanas", afirma.
Trastorno progresivo y terminal
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo e incurable que afecta paulatinamente a los pacientes impidiéndoles que realicen sus actividades diarias. Es la demencia más conocida a nivel mundial, que según datos de la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de 36 millones de personas. Los síntomas no se presentan de inmediato. Los primeros indicios del mal se manifiestan como olvidos frecuentes, por ejemplo de nombres de personas o el lugar donde el paciente dejó las llaves. A medida que las células nerviosas mueren y se atrofian las zonas del cerebro, la persona afectada puede presentar irritabilidad y agresión, pérdida de la memoria de largo plazo y a medida que sus capacidades declinan, una propensión a aislarse.
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